El pasado 28 de abril de 2024 alertamos que los datos de siniestralidad laboral en Castilla y León seguían creciendo. En aquel momento, nuestro territorio lideraba el crecimiento en la tasa de siniestralidad (entre marzo de 2023 y febrero de 2024 se colocaba en un +2,8%). Además en número de accidentes era el cuarto territorio con mayor número.

Ahora sabemos que el número de muertes en el puesto de trabajo en 2024 ha crecido con respecto a 2023. Según las estadísticas ofrecidas por la Junta de Castilla y León el número de accidentes continúa al alza especialmente en el sector servicios. Valladolid (5464) y Burgos (5060) siguen encabezando el número de accidentes de trabajo seguidos por León (3815) y Salamanca (2993) según los datos de noviembre de 2024. Además, según ha alertado Comisiones Obreras, el 56% de las muertes se han producido por accidentes no traumáticos, es decir, producidos por infartos, ictus…algo que pone de relevancia que la organización del trabajo en el capitalismo es una causa de mortalidad de primer nivel.

Las escasas oportunidades que la clase trabajadora tenemos para poder enfrentar nuestros problemas determina nuestra calidad de vida y en ello tiene todo que ver nuestro puesto de trabajo. No podemos conciliar con salarios que son insuficientes en un contexto inflacionario, no podemos conciliar con jornadas horarias que no velan por el mantenimiento de una vida estable, no podemos sobrevivir a la turnicidad enloquecida a la que nos obliga un sistema que no consiente parar, no podemos sobrevivir a una explotación silenciosa que no nos deja salir de su espiral de beneficios.

Cuando las y los comunistas pedimos el fin del trabajo asalariado lo hacemos con el convencimiento de que poner la economía al servicio de las necesidades de la población es la forma más armónica de vida. No queremos poner nuestra vida al servicio de quienes controlan la producción para que nos extraigan hasta la última gota en pos de sus beneficios.

Desde el PCE-CyL reivindicamos una vez más que el número de víctimas no puede ser tomado a la ligera. Es intolerable que una persona muera por realizar el trabajo que, a duras penas, le garantiza una vida digna. Por eso llamamos a la organización en los sindicatos y a la movilización sostenida que permita que en los centros de trabajo se acabe con todo tipo de abusos que perjudican, e incluso arrebatan, nuestras vidas.

Sobrevivir en tu puesto de trabajo no es un privilegio. Es un derecho.
Sus beneficios, nuestra ruina.