El pasado martes 26 de octubre la meteorología asoló buena parte del País Valencià, Albacete y algunas zonas de Andalucía. Las riadas han sido parte consustancial de zonas del Mediterráneo, pero la concentración vivida la semana pasada sumado a la actual morfología del terreno, alterada para construir, ha convertido un fenómeno natural en una barbarie. Aquello que durante décadas hemos estado repitiendo, basándonos en estudios científicos, se empieza a materializar entre nuestras vidas. Los fenómenos climáticos violentos van a ser cada vez más fuertes y más continuados y no podemos sino denunciar que es consecuencia de un sistema criminal, el Capitalismo, al cual no le importan las vidas sino multiplicar sus beneficios.
A todo ello cabe sumar la inacción por parte de las diferentes instituciones, autonómica y estatal, que durante aquel día y toda la semana jugaron al desgaste político. No cabía esperar más de un bipartidismo que empieza a recuperarse y que necesita hacerse protagonista de nuevo en las batallas mediáticas del día a día. Y entre tanto: un pueblo abandonado a su suerte. Miles de trabajadoras y trabajadores fueron obligados aquel día a acudir a sus puestos de trabajo mientras existía conocimiento de la peligrosidad. Pero todo da igual para la violencia a la que nos somete el Capitalismo día tras día: lo más importante es seguir produciendo.
Como en tantas otras situaciones, la clase trabajadora se está teniendo que salvar a sí misma. La gran pisoteada, criminalizada y abandonada. La clase trabajadora que sigue, a día de hoy, enterrada ha tenido que autoorganizarse para quitar el barro, los coches, las ramas, abrir las puertas, salvar a su vecindario y atender las necesidades. Las zonas afectadas por la DANA son a día de hoy un desastre, sí; pero también son un ejemplo de cómo podemos forjar la organización y la ayuda sin depender de las instituciones.
Paralelamente, grupúsculos ultraderechistas están aprovechándose del caos para dar informaciones falsas que agiten el odio entre vecinas y vecinos que pertenecen a la misma clase. Mientras la clase trabajadora se organiza, la reacción intenta generar grietas que rompan esa unidad señalando en función del color de piel o de la procedencia. Una vez más, el fascismo al servicio del Capital lo que busca es dinamitar lazos que la clase trabajadora construye para tener un futuro digno.
En Castilla y en León, decenas de militantes del PCE y de la UJCE abrimos nuestras sedes para recoger material y contribuir de esta forma a las brigadas de voluntarios y voluntarias, que como la del Partido Comunista del País Valencià, donde participan brigadistas de distintos territorios del PCE y de la UJCE, están contribuyendo notablemente a recuperar los destrozos de la DANA. En Castilla y en León, tuvimos que recoger el ejemplo del pueblo valenciano y ponernos manos a la obra para ayudarles en sus tareas de hoy y además construir también nuestro futuro.
En esta línea vamos a seguir trabajando con nuevas acciones y tareas. Vamos a seguir fortaleciendo los lazos de la autoorganización que permitan que nuestra clase pueda salvarse a sí misma.
‘’Ni en dioses, ni en reyes, ni en tribunos, está el supremo salvador’’.
Por vuestro presente, por el futuro de nuestra clase.
¡SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO VALENCIANO!