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Protocolo de actuación del PCE contra las violencias machistas

21 de Noviembre de 2023

La violencia machista es una lacra que recorre nuestra sociedad en todos los ámbitos. La visibilización y caracterización de la misma está siendo puesta de manifiesto por el movimiento feminista, cuya fortaleza está siendo precisamente poner en común y para el común la existencia de esta lacra, sus múltiples manifestaciones, su estructura piramidal y transversal en todos los órdenes y, lo que es más importante, su carácter de pilar sustentador del sistema capitalista, aumentando sus devastadoras consecuencias cuanto mayor es el grado de explotación y desigualdad al que los colectivos de mujeres se ven sometidos.

Esta constatación conlleva, necesariamente, la afirmación de que las organizaciones sociales y políticas estamos también impregnadas de dicho patriarcado, y que se manifiesta desde el comportamiento aprendido en las relaciones personales y por ende en las colectivas; las propias dificultades para la entrada y permanencia en la militancia; el grado de compromiso con la misma y la potencialidad que en numerosas ocasiones se ve lastrada por esta situación de origen.

En nuestro Partido, como en otras organizaciones colectivas, la responsabilidad de la menor participación de las mujeres suele recaer sobre ellas, siendo costumbre individualizar la responsabilidad de las camaradas mujeres en dicha situación de infrarrepresentación colectiva (“Tal camarada no tiene más responsabilidad porque no quiere asumirla”, “prefiere dedicar su tiempo a otras cosas…”). Por tanto, debe reconstruirse como proceso de empoderamiento individual para las mujeres, de aprendizaje y cambio de actitud por parte de los camaradas y como una responsabilidad colectiva del conjunto de la militancia, en la búsqueda de la coherencia y adaptación de nuestro comportamiento a la igualdad real pretendida.

En ese camino se hace imprescindible que la organización, colectivamente, asuma la tarea de contribuir a dicho proceso, comenzando por asumir los necesarios cambios y compromisos para que nuestra militancia y la sociedad a la que nos dirigimos encuentren las herramientas precisas y acordes con el nivel de conciencia, sororidad, compromiso, rebelión, con el que estamos trabajando y apostando por la subversión del actual estado de cosas y, en particular, con la ruptura de los cimientos que sustentan el patriarcado.

En este sentido, este proceso de hegemonía feminista (de concienciación, empoderamiento, sororidad y movilización) al que estamos asistiendo y del que somos parte, va a conllevar un mayor grado de concienciación y exigencia de la sociedad respecto a las organizaciones y movimientos sociales que participan de él. Por tanto, requiere de un fortalecimiento en lo organizativo, en lo ideológico y en la capacidad de ejercer la autocrítica y gestionar la crítica ajena.

El trabajo realizado por el PCE y la UJCE en la construcción de movimiento feminista y su apuesta de futuro se fundamenta en un proceso de formación individual y colectivo de nuestra militancia que deconstruye valores y parámetros patriarcales impuestos, aprehendidos y aprendidos a lo largo de nuestro desarrollo como seres humanos en todos los ámbitos de nuestro ser social. Es por tanto una necesidad para el conjunto de la organización apostar de forma seria y consciente, transversal a toda nuestra actuación, por políticas que fomenten modelos de militancia sin violencia patriarcal y compatibles con todas las vidas.

Somos conscientes de la necesidad de armar la defensa  y protección ante las consecuencias del machismo, para alimentar y nutrir la lucha contra las causas. Del mismo modo, somos también conscientes de la inexistencia hasta ahora de herramientas válidas que permitan arropar colectivamente a quienes rompen el silencio, a quienes denuncian la violencia machista y toda forma de acoso sexual y por razón de sexo dentro y fuera de nuestra organización.

Es por ello por lo que como Partido Comunista de España cumplimos con el mandato de nuestro XX Congreso, que nos exigía habilitar una Protocolo de actuación frente a las violencias machistas y para la erradicación del acoso sexual y por razón de sexo.

Este protocolo recoge fundamentalmente dos voluntades políticas. La primera de ellas es la de estar en permanente alerta para detectar y acabar con toda forma de violencia machista, y acompañar como Partido a las camaradas que la sufren. La segunda, la de erradicar todo forma de violencia machista en el seno del Partido.

En este sentido, el artículo 82 de nuestros Estatutos constata una realidad: la inoperancia del régimen sancionador común del que nos dotamos hasta ahora para dar respuesta a las necesidades en esta materia. La causa principal es que en las violencias machistas no nos encontramos ante una situación de igualdad entre las partes, y de esa premisa inicial se ha de partir; la causa secundaria es que la única manera de enfocar el tratamiento de estos expedientes que eviten la victimización secundaria en esa desigual situación y, por tanto, asegurar la protección de la parte digna de ella por estar en mayor debilidad, es consagrar el principio de presunción de veracidad como eje rector, frente al principio de inocencia que rige cualquier otro procedimiento.

Por último, hay que señalar que conocemos las consecuencias de este llamamiento a la sororidad: a mayor grado de concienciación y rebeldía necesaria, se dará un mayor grado de conflictos que serán evidenciados, y sobre los que la organización tendrá que intervenir. Hacerlo en el grado y manera adecuada será fundamental para: en primer lugar, proteger a la víctima y a su entorno, y en segundo lugar proteger a la organización colectivamente. Además, será necesario para generar sensibilización y contribuir al fortalecimiento ideológico feminista.

Apostamos por la formación y la concienciación, frente a la sanción punitiva sin traslación de fondo.

Debemos remover toda nuestra estructura y todo nuestro trabajo hacia el exterior: estos conflictos, estas violencias visibilizadas, no solo se referirán al plano interno, sino a las actuaciones y actitudes de nuestra militancia en el trabajo externo y en los frentes y movimientos en los que participamos.

Por todo lo expuesto, el PCE se dota de esta herramienta, cuyo fin, y en coherencia absoluta con nuestro ideario político no es otro que seguir trabajando cada día para erradicar toda forma de violencia contra las mujeres. Iniciamos hoy una nueva andadura, que en constante mejora, nos permitirá adaptarnos a la realidad y atender las necesidades que se vayan detectando en el trabajo de los órganos y equipos designados para ellos.

Descarga el documento desde aquí.

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